Las
calles de Fuerteventura
¿Cuántas veces nos hemos dirigido hacia
una dirección que desconocemos y nos hemos parado a preguntar por la calle en
cuestión? Siguiendo las indicaciones, hemos llegado y enseguida olvidamos su
nombre a no ser que tengamos que regresar más veces.
En otras ocasiones, son calles familiares,
calles de nuestro barrio o simplemente calles que hacen esquina con la nuestra.
Las cruzamos casi a diario, las paseamos una y mil veces: al ir a comprar el
pan o el periódico, cuando sacamos al perro… ¿Qué significan? ¿A qué persona
(en el caso de que sean nombres propios) o a qué producto, artilugio o incluso
asociación, gremio u oficio representan? Porque hay calles que rinden homenaje
a alguien, pero otras han recibido el nombre de utensilios diversos, aperos de
labranza, frutas, artilugios de pesca, productos del campo y todas las
variaciones que nos atrevamos a imaginar. Sólo es cuestión de fijarse un poco…
Nosotros estamos desgranando, una a una y aunque
no alcancemos a llegar a todas, las calles de la isla de Fuerteventura: nombres
que ilustran las avenidas principales de la capital, pero también de los muchos
pueblos y rincones habitados de la geografía majorera. Que ustedes callejeen
bien, sin prisa, con muchísima salud y, por supuesto, sabiendo por qué se llama
así el suelo que pisan.
Calle
Princesa Guayarmina
En todas las islas hay nombres que apelan a las
leyendas y muchas de ellas tienen como protagonistas a los jóvenes o no tan
jóvenes que las protagonizaron. En el caso de la Princesa Guayarmina, cuyo
nombre figura en el callejero de Gran Tarajal, no se trata de ninguna historia
inventada, porque Guayarmina existió de verdad y le tocó vivir unos hechos tan
trágicos como apasionantes.
Era hija de Tenesor Semidán y de su esposa Abenehara,
bautizados ambos en la corte de Castilla, muchos años más tarde, como Fernando
Guanarteme (el propio Fernando el Católico fue su padrino, y de él tomó su
nombre) y Juana Férnandez. Se cree que tuvo varios hermanos, entre los que se
han llegado a conocer los nombres cristianos de Catalina Fernández Guanarteme y
Ana Fernández.
En el yacimiento de “Cueva Pintada”, en Gáldar (Gran
Canaria) se proyecta un documental que explica muchos detalles de la conquista
de esta isla, entre ellos cómo Tenesor Semidán, líder del guanaretemato o reino
de Gáldar, tras multitud de sangrientos avatares, prefirió evitar la masacre de
su pueblo y pactar la paz con los conquistadores.
Quedaba así sellada definitivamente la “Carta de
Calatayud”, (Pacto entre los “Reinos de las Españas y el Reino de Canarias”),
que se firmó en esta localidad, que era entonces la capital aragonesa, el 30 de
mayo de 1481. La rubricaron el mismo Tenesor Semidán, aceptado por los Reyes
Católicos con representante de los Reinos de Canarias y Fernando el Católico,
Rey de Aragón, en nombre de los Reinos de las Españas. Tras esta firma, las
islas canarias quedaban incorporadas a la Corona española.
Un año más tarde
de este primer acuerdo, la propia hija de Semidán, Guayarmina, que seguía considerándose
Reina de Gran Canaria, se unió al líder grancanario Bentejuí y se refugió junto
sus seguidores en las cumbres de su isla, un territorio de lo más abrupto y
difícil de conquistar desde el que mantuvieron contra viento y marea la
resistencia militar frente a Alonso Fernández de Lugo, el Adelantado de los
Reyes Católicos en las islas.
El 29
de abril de 1483, Tenesor Semidán conversó con Bentejuí y con Guayarmina en la
fortaleza de Ansite, muy cerca de la localidad de Santa Lucía de Tijarana y del
actual Mirador de la Sorrueda. La princesa accedió a la propuesta de su padre
mientras que Bentejuí y el Faycan de Telde (“faycan” era el título del chamán
que asesoraba a los guanartemes o reyes grancanarios) se suicidaron según el ritual
guanche: despeñándose por un barranco.
Guayarmina se sumó al pacto fijado en la Carta de Calatayud, y ya
cristianizada tomó el nombre de Margarita
Fernández Guanarteme y se casó con el conquistador extremeño Miguel de Trejo y
Carvajal, con el que se quedó a vivir en Gáldar. De este
matrimonio nacieron Bernardino de Carvajal, María Carvajal -que lo hizo en 1487
en Castilla durante la estancia de su madre en la corte de los Reyes
Católicos-, Alonso González Carvajal y Hernando de Trejo.
En 1526, Guayarmina, convertida ya en Margarita,
solicitó lo que se conocía como una “información de méritos” para demostrar que
era hija de Fernando Guanarteme. En ella mencionaba a su padre y relataba los
duros tiempos que le tocó vivir hasta fallecer consumido por su particular
lucha por la dignidad del pueblo canario. El expediente se conoce como “información
guanartémica” y constituye a día de hoy uno de los documentos más destacados
sobre la conquista de las islas.
Rosario
Sanz Vaquero
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