El Ayuntamiento de Tuineje lleva tiempo homenajeando
a personas que fueron significativas en la vida local. Sus nombres en las
calles, acompañadas de una placa explicativa, refleja de muchas maneras el
reconocimiento de sus vecinos. Existe una calle que conmemora la hazaña
histórica que en 1740 vivió la localidad, un enfrentamiento con los ingleses
que acabó bien para los majoreros: la batalla de Tamasite.
Calle
Tamasite
La calle Tamasite no es larga, como no lo son la
mayoría de las calles de Tuineje. Pero todo en la localidad parece recordar un
hecho histórico singular que se conmemora cada año con una fiesta popular que
recrea la famosa batalla de Tamasite, que se llama así porque tuvo lugar al pie
de la montaña del mismo nombre.
En 1739 Inglaterra declaró la guerra a España atacando
sus enclaves coloniales con el apoyo de Portugal. Los navíos apresados eran llevados
a la isla de Madeira para ser vendidos. Parte de esta ofensiva se centró en las
islas canarias, sin ejército regular hasta prácticamente el siglo XIX y con
unas playas arenosas en la que resultaba sencillo desembarcar al carecer los territorios
de estructuras de vigilancia y defensa.
Don Antonio de Bethencourt dejó constancia en el
Archivo General de Simancas de los ataques de corsarios ingleses sufridos por
Fuerteventura. Estas anotaciones remiten al anuncio hecho en junio de 1740 en algunos
periódicos de Boston informando de que se estaba equipando una corbeta “grande
y de calidad, para ir en busca de los españoles”. Se la llamó Vernon, en honor
al almirante inglés, y tenía capacidad para llevar catorce cañones y una tripulación
de 75 hombres. Estaba capitaneada por un tal Willes, y los corsarios ingleses
eran jóvenes y veteranos de guerra que se enrolaban en los puertos americanos
para abastecer con lo sustraído a la Colonia inglesa en el nuevo continente.
El 13 de octubre de 1740, unos cincuenta hombres
desembarcaron en la zona de Gran Tarajal y desvalijaron la zona de Tuineje. Liderados
por el teniente coronel Sánchez Umpierrez, que era la máxima autoridad en la
isla (al no haber ejército profesional, se formaban patrullas locales reclutando
varones en edad de luchar), los majoreros los hicieron frente con palos y piedras.
En la batalla, conocida como de “El Cuchillete”, perdieron la vida 33 de los 55
corsarios que habían desembarcado y los demás fueron capturados y llevados a Tenerife.
Por la parte majorera, sólo hubo tres fallecidos a los que se recuerda con
orgullo: Agustín de Armas, Diego Chrisóstomo y Juan de Oliva.
Esta refriega, en la que se incautaron
bastantes armas muy novedosas en la isla, sirvió a todos de aviso ante posibles
desembarcos. No se equivocaban porque un mes más tarde los piratas volvieron a
repetir la incursión. Los que desembarcaron el 24 de noviembre procedían del barco
Sant Andreu y estaban al mando de un personaje conocido como Davidson. El buque
se construyó en Jamaica y había partido el 16 de junio de ese mismo año desde
el puerto de Newport en Rhode Islad con 75 hombres de los que sólo 55
desembarcaron en Gran Tarajal. Tras recorrer catorce kilómetros llegaron de
nuevo a Tuineje con intención de arrasarlo. Lo encontraron vacío y los
majoreros les interceptaron en un descampado cercano, en una zona conocida también
hoy como Llano Florido, a los mismos pies de la montaña de Tamasite. Esta vez
tenían ya una estrategia diseñada por el mismo teniente coronel Sánchez
Umpierrez, al que también se han dedicado calles en varias localidades de la
isla.
Pertrechados de palos, piedras y algunas armas requisadas
el anterior combate, se enfrentaron a los ingleses poniendo a los camellos de
que disponían en primera línea de fuego con el fin de mermar la munición de sus
oponentes. Luego se enzarzaron en un cuerpo a cuerpo en el que los majoreros
estaban muy bien entrenados ya que algunos de sus juegos ancestrales, como la
lucha canaria y los deportes del palo y el garrote, eran ejercicios que exigían
mucha fuerza y habilidad. Así consiguieron acabar con todos los invasores, los corsarios
no volvieron a acercarse a las costas de Fuerteventura y a los camellos se les
consideró desde aquel momento como soldados y héroes de guerra. Es sencillo percatarse
de ello. La escultura de un libro abierto que conmemora la hazaña, un cañón y
un camello a las puertas del mismo templo de San Miguel Arcángel (la iglesia de
la localidad donde una pintura ilustra la batalla) se lo recuerdan a todos los
visitantes. Los majoreros lo conmemoran cada trece de octubre, y desde hace
infinidad de años, con una celebración multitudinaria que recibe el nombre de
Fiestas Juradas de San Miguel Arcángel y ha sido reconocida como Bien de
Interés Cultural (BIC) y Bien de Interés Turístico Regional y Nacional. Durante
las mismas, los vecinos participan y recrean la batalla de Tamasite (desembarco
en Gran Tarajal incluido) ataviados con trajes de la época.
Los ataques a las islas canarias finalizaron en 1797,
con la derrota de Nelson en Santa Cruz de Tenerife. En lo que respecta a
Fuerteventura, el temor a nuevas incursiones de piratas hicieron precisa la
llegada el ingeniero militar Claudio de Lila y así se aceleró la construcción de las torres de
Caleta de Fuste, Tararalejo y Tostón.
Rosario
Sanz Vaquero