Gran Tarajal rinde en algunas de sus calles un significativo homenaje a personas que en su día fueron muy conocidos en la localidad contribuyendo a forjar parte de su historia. Es el caso de las que se han rotulado como “Juan el patrón”, “Francisco el estelero” o “Pepe el carretero”, a la que dedicamos este capítulo de las calles majoreras.
Calle
Pepe el carretero
Situada al final del barrio alto de Gran Tarajal, casi
al pie de la montaña, la calle “Pepe el carretero” nos recuerda la trayectoria
de José Rodríguez González. Fue un hombre polifacético que vivió en esta
localidad gran parte de su vida, desempeñando diversas tareas con las que
consiguió sacar adelante a una familia numerosa compuesta por su mujer y siete
hijos.
Nació en tierras del municipio de La Oliva, bastante
más al norte de la isla majorera, en marzo de 1916. Tras una breve estancia en
Las Palmas regresó a Fuerteventura y se casó con una joven de Tiscamanita. Su
casa, que era la única que en aquella época se levantaba en la zona alta de Gran
Tarajal, estaba muy cerca de un polvorín donde se almacenaba la dinamita que se
utilizaba para algunas obras que precisaban perforar las rocas. De hecho, a su
calle se la conocía desde siempre como la del polvorín
La dinamita llegaba en barco de Las Palmas y Pepe el
carretero era la persona autorizada para vendérsela a todos aquellos que le mostraran
un justificante sellado por la Guardia Civil. Así se evitaba que fuese
utilizada para otros fines y todo quedaba bajo control.
Paralelamente a esta labor, comenzó a trabajar por
cuenta ajena repartiendo agua con un carro y haciendo diversos encargos. La
recogida se hacía en la finca llamada “Casa Mille”, donde había un pozo que
daba agua abundante y de muy buena calidad. Después consiguió trabajar de manera
autónoma y cuando ya el suministro de agua estaba más controlado (la transportaban
camiones especializados en bidones galvanizados), Pepe el carretero sólo siguió
llevando agua a don Cosme Ortega Ávila, conocido en el pueblo como “Cosmito”,
dejando el resto de la carga para consumo propio.
Finalizada la etapa como repartidor de agua, se volcó
por completo en su trabajo de transportista, recogiendo con su carro todo tipo
de mercancías para llevarlas al puerto de Gran Tarajal, donde embarcaban hacia
Gran Canaria con destino, a veces, a otras islas e incluso hasta la Península. A
su vez, repartía por la localidad los encargos que le realizaban. En esta época
coincidió trabajando en el mismo sector con Juan el patrón, al que también en Gran
Tarajal han dedicado una calle. Ambos pilotaban la mayor parte del trasiego de
personas o mercancías que se efectuaban en aquella época.
Pasaron los años y evolucionaron las dinámicas del
transporte, que quedaron en manos de empresas más grandes. Pepe el carretero
fue contratado entonces por la hija de don Manuel González Ramírez, el dueño de
gran parte de las tierras de la parte alta de la localidad. Allí ejerció su
última labor, que consistió en llevar la granja avícola instalada muy cerca de
su casa hasta el momento de su jubilación.
Falleció el once de noviembre de 1986, a los setenta
años de edad, dejando tras sí una amplísima familia y un entrañable recuerdo.
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